LA PAZ ESCOLAR Y LOS DERECHOS
HUMANOS
Msc. María Eugenia Cedeño
Docente – Directora EBE José María Benítez
Doctorante en Ciencias de la Educación
de la Universidad Bicentenaria de Aragua
uchicera@gmail.com
Resumen
La Paz debe construirse en la cultura y en
las estructuras sociales, no sólo en la mente humana, dando lugar a demandas
socioeducativas orientadas a desarrollar en los ciudadanos un sistema de
valores distintos, un cambio de ideal del hombre materialista al hombre
existencial y convivencial, así como la construcción de un nuevo proceso de
globalización para la vida. La Escuela adquiere en este marco especial
importancia, pues es en ella donde se forma al ciudadano del que se demandan
mayores niveles de participación, compromiso, además de una capacidad reflexiva
y crítica para ejercer la tarea de la nueva conformación de los espacios
relacionales.
Palabras clave: Paz, Escuela, interacción
familia-escuela-comunidad, Derechos.
Abstract
Peace must
be built in the culture and in social structures, not only in the human mind,
giving rise to socio-educational demands aimed at developing in citizens a
system of different values, a change of ideal from materialistic man to
existential and convivial man, as well as the construction of a new process of
globalization for life. The School acquires special importance in this context,
since it is in it where the citizen is trained, from whom greater levels of
participation, commitment, and a reflexive and critical capacity are demanded
to exercise the task of the new conformation of the relational spaces.
Keywords:
Peace, School, family-school-community interaction, Rights.
Introducción
El compromiso de educar para la paz puede
expresarse en las siguientes líneas: “Trabajar por un proceso educativo que
signifique contribuir a alejar el peligro de la guerra, poner fin al expolio de
las zonas empobrecidas del planeta, enseñar desde y para la no-violencia,
aprender a considerar el conflicto como un vehículo de cambio si sabemos
resolverlo sin recurrir a la violencia, integrar al alumnado en un proceso de
transformación de la sociedad hacia la justicia…”
Entre los objetivos que se persiguen en
este artículo tenemos:
a) Invitar a promover la Educación como la
herramienta para la construcción de la Paz y repensar el papel de la Escuela
como impulsora en el proceso de construcción contando con la participación de
la familia-escuela-comunidad como corresponsables en el hecho educativo
b) Sensibilizar acerca de aspectos claves
para la comprensión del tema tales como: la convivencia en los espacios
relacionales, la amenaza de la violencia y sus nuevos rostros.
c) Concientizar sobre la importancia de
asumir los retos a los que se enfrenta América Latina en la construcción de una
Cultura de Paz, fortalecidos en la esperanza de esa construcción.
Educación
para la paz (peace and education) es el proceso de
adquisición de los valores y conocimientos, así como las actitudes, habilidades
y comportamientos necesarios para conseguir la paz personal, entendida como
vivir en armonías con uno mismo, los demás y el medio ambiente.
La educación para la paz forma parte de la
educación para los derechos humanos. Los derechos humanos son derechos
inherentes a todos los seres humanos, sin distinción alguna de nacionalidad,
lugar de residencia, sexo, origen nacional o étnico, color, religión, lengua, o
cualquier otra condición. Todos tenemos los mismos derechos humanos, sin
discriminación alguna
La palabra “paz” a su vez, tiene distintos
significados. Un análisis lingüístico de su uso ha permitido diferenciar
algunas grandes concepciones, como la de paz negativa y la de paz positiva
(creadas por Johan Galtung), emparentadas con dos tipos de violencias: la
directa (física y psicológica) y la estructural. Además, se han desarrollado
-desde los años de 1990- las concepciones de Cultura de paz (Johan Galtung) y
de Paz neutra (Francisco Jiménez Bautista), vinculadas a la violencia cultural
y simbólica. No obstante, la más nueva concepción sería la ambientalista de
ecopaz o paz Gaia.
La paz negativa pone el énfasis en la mera
ausencia de guerra, de violencia directa. Presupone un aparato militar que
garantice el orden, disuada al enemigo y asegure la perpetuación del statu quo.
Si la paz consiste solo en eso, poco tendrían que hacer las personas que se
dedican a la educación. La paz negativa puede entenderse como resignación,
como huida o inexistencia de conflictos.
La paz positiva, sin embargo, presupone un
nivel reducido de violencia directa y un elevado nivel de justicia. Se persigue
la armonía social, la justicia, la igualdad y, por tanto, el cambio radical en
la sociedad, la eliminación de la violencia estructural. El concepto de
violencia estructural, introducido por Johan Galtung, alude a las formas de opresión
y violencia generadas por las estructuras. La paz positiva acepta el conflicto
como una parte natural de la vida y procura su pacífica solución.
La paz neutra, por su parte, "se
construye neutralizando la violencia (cultural y simbólica) del aprendizaje de
unos valores establecidos intersubjetivamente , de un diálogo constructivo y
deconstructivo a la vez, para llegar a la construcción de una Cultura de
paz".
La paz, en síntesis, no es lo contrario de
la guerra, sino la ausencia de violencia, la armonía del ser humano consigo
mismo, con los demás y con la naturaleza.
La
educación para la paz toma los siguientes rasgos:
•
Presupone tomar partido en el proceso de socialización por valores que alienten
el cambio social y personal.
• Cuestiona el propio acto educativo,
alejándose de la concepción tradicional, bancaria según la expresión de Paulo
Freire, de la enseñanza como algo meramente de transmisión. Entiende el acto
educativo como un proceso activo-creativo en el que el alumnado es agente vivo
de transformación.
• Lucha contra la violencia simbólica,
estructural, presente en el marco escolar.
•
Intenta que coincidan fines y medios. Se trata de llegar a contenidos distintos
a través de medios distintos, haciendo del conflicto y del aprendizaje de su
resolución no violenta punto central de su actuación.
•
Combina ciertos conocimientos sustantivos con la creación de una nueva
sensibilidad, de un sentimiento empático que favorézcala comprensión y
aceptación del otro.
• Presta tanto atención al curriculum
explícito como al “curriculum oculto”, es decir, a la forma de organizar la
vida en la escuela. Éste ha de ser coherente con los contenidos manifiestos.
Como se sabe, el tener que enfrentarse día a día y durante una serie de años a
las expectativas y rutinas institucionales de la escuela supone una enseñanza y
un aprendizaje tácito de normas, valores, hábitos y disposiciones. La
tolerancia, la participación, la empatía, la solidaridad y demás valores
“alternativos” deben vivirse con el ejemplo.
• Se trata, en suma, de aprender a pensar y
a actuar de otra manera, algo que supera la ausencia de guerra, que no plantea
la paz como algo quimérico, sino como un proceso por el que se irá pasando de
la desigualdad a la igualdad, de la injusticia a la justicia, de la
indiferencia al compromiso.
Una de las claves de la prevención de conflictos
pasa por el profesorado. La formación es clave tanto en los aspectos de
resolución como del abordaje de problemas en las escuelas ya que esta formación
específica les dará pautas para detener la situación desde el principio. Del
siguiente modo, las pautas recomendadas para los docentes que se enfrenten a
este tipo de situaciones son: educar en valores, en habilidades sociales y en
inteligencia emocional para evitar que el maltrato llegue a ocurrir, y por
supuesto, desarrollar protocolos de detección precoz desde los inicios para
evitar que haya una violencia futura.
En el caso de las familias, se recomienda a
los padres la necesidad de poner límites, supervisar su cumplimiento y que el
incumplimiento acarree una consecuencia. El tipo de modelo educativo que más
correlación tiene con problemas de conducta y violencia escolar es el permisivo
indulgente que se caracteriza por dar mucho afecto y no poner límites.
Al hacer una revisión a nivel histórico, y
de acuerdo con lo señalado por Lederach (1984, p. 248), en lo que se refiere a
la preocupación de la Paz dentro del ámbito educativo, podemos afirmar que la
Educación para la Paz surge de las experiencias resultantes de las dos Guerras
Mundiales vividas por la humanidad: por un lado, el legado de la No-violencia,
y por el otro, las iniciativas de la renovación educativa.
La Educación, como praxis emancipadora, tal
y como la definió Freire (1989, p. 54), es la herramienta esencial para
conseguir la transformación de una cultura de la violencia a una Cultura de
Paz, pero en corresponsabilidad, es decir en común-unión con la familia y la
comunidad, así como las demás instituciones y organismos que conforman nuestra
sociedad. Si bien es cierto el hecho de que los Espacios para la Paz no pueden
ser configurados únicamente desde una sola dimensión de la realidad, también es
cierto que la Escuela constituye un lugar ideal de acercamiento para iniciar
las acciones de promoción en favor de la edificación de una Cultura de Paz,
pues en el ambiente escolar conviven y se dan cita los diferentes actores de
una comunidad: alumnos, familias, docentes, empleados, etc., quienes reproducen
todos los fenómenos sociales reflejo de la vida, cultura, valores y creencias
de su entorno comunitario. De esta manera lo corrobora Ianni (2002, p. 1) al
decir que:
La escuela, como institución educativa, es
una formación social en dos sentidos: está formada a partir de la sociedad y a
la vez expresa a la sociedad. Lo que se habla en cada escuela, es el lenguaje
particular de la sociedad. Por tal motivo, no es ajena a la profunda crisis
sociopolítica en la que estamos inmersos y que como ciudadanos nos afecta.
En este sentido debe asumirse a la Escuela
desde su rol positivo como impulsora del desarrollo de la comunidad, y desde su
visión, no como un club exclusivo al que solo sus miembros tienen acceso, sino,
como una institución abierta a la comunidad, promotora de la participación
democrática y del intercambio entre sus integrantes, y con el medio del que
forma parte; un espacio interactivo cuyo fin es contribuir al desarrollo
integral de los ciudadanos intelectual, física y espiritualmente.
Así mismo, la UNESCO hace un análisis de
las políticas educativas de convivencia escolar de los países a través de las
leyes generales de educación y de los currículos oficiales desde la perspectiva
de "la calidad de la educación", sobre la base de cinco dimensiones
estrechamente relacionadas entre sí, interdependientes al punto de no poder
hablar de calidad ante la ausencia o deficiencia de alguna de ellas. Estas
dimensiones son: "la relevancia, la pertinencia, la equidad, la eficacia y
la eficiencia" (UNESCO 2007, pp. 11-12). Desde esta perspectiva, este
organismo determinó que los pilares menos considerados en los planes y
programas de estudio son el "aprender a hacer" y el "aprender a
ser", y que por otro lado se le da mucha importancia al "aprender a
vivir juntos desde los aspectos de la formación ciudadana", el
conocimiento y ejercicio de los derechos humanos y el respeto a la diversidad.
Sin embargo se hace poco énfasis en la ética de vivir juntos, el valorar y
actuar con justicia, en la transparencia y la honestidad, situación que llama
la atención de este ente educativo, debido a las elevadas tasas de corrupción
que presenta la Región.
Centrando ahora el análisis acerca de la
Cultura de Paz en Venezuela, de acuerdo con su modelo, el cual se fundamenta de
manera concreta en la Constitución Venezolana de 1999, se encuentran las bases
para que hagamos realidad el ideal de Paz con que soñamos y que aún no hemos
podido construir, debido a que persisten los males sociales anteriormente
mencionados. El Proyecto Nacional promueve la transformación del país exigida
por la sociedad venezolana, y el mismo da perfil a nuestro Proyecto Educativo,
fundamentado en los valores supremos de: "vida, libertad, independencia,
paz, solidaridad, bien común, igualdad, justicia, democracia, responsabilidad
social, la preeminencia de los derechos humanos, la ética y el pluralismo
político, además de seguir ideario del Libertador" (Art. 3, pp. 25-26).
Por otro lado, como lo señala el Informe
sobre Políticas, Programas y Estrategias de la Educación Venezolana (2004: 4),
el carácter humanista del Estado de Derecho y de Justicia de la Constitución
Venezolana, interpreta las normas desde la perspectiva del hombre, asumiéndose
un nuevo Estado caracterizado por la corresponsabilidad entre familia, sociedad
y gobierno, y la equidad como principio ético y política fundamental de toda
sociedad democrática. De igual manera se conceptualiza al Estado Docente
(Art.102, p. 60), señalando que este busca formar al ciudadano a partir de
cuatro grandes ejes constitucionales: Acceso a la educación integral de
calidad; equidad social e igualdad de género y participación de cada miembro de
la familia; una educación de calidad con una Escuela como centro del quehacer
de la comunidad y eje del desarrollo social; y el Ejercicio directo de la
democracia participativa y protagónica del pueblo.
Es decir que la Educación de acuerdo con el
Proyecto Educativo Nacional, está concebida en el marco de los derechos humanos
fundamentales, la construcción de una democracia social, un estado de derecho y
justicia, y en la búsqueda de la equidad; siendo estos los principios y fines
fundamentales de todas las acciones educativas, trabajando en la construcción
de un modelo de sociedad democrática, participativa, protagónica, multiétnica y
pluricultural; promoviendo en el aula, a través de proyectos comunitarios de
plantel, la práctica de la ciudadanía y la corresponsabilidad.
La misión esencial de la UNESCO es:
"La construcción de una Cultura de Paz" (Manifiesto 2000). "Ella
es un cauce para el diálogo, puesto que puede crear conciencia y promover la
comprensión de los derechos humanos esenciales, el respeto por el
"otro" y los conocimientos especializados para crear y mantener una
Cultura de Paz" (UNESCO 2008, p. 57). Es pues la Paz la meta de la
convivencia social, es un Don, un valor y un deber universal, también es un
fruto del amor. Por tales razones, si América Latina desea construir una sociedad
pacífica y lograr el desarrollo integral de los individuos, los pueblos y las
naciones, es fundamental la defensa y promoción de la Paz.
Conclusiones
La invitación es a concebir a la Escuela
como parte del medio al que pertenece, una institución dispuesta a abrir sus puertas
a la comunidad, para que ésta construya y multiplique los espacios para la Paz,
es decir, los espacios de diálogo reflexivo, de aprendizaje y participación,
que permitan el proceso de edificación de una Cultura para la Paz en nuestra
sociedad y su promoción, con el propósito de motivar, formar, fortalecer y
concientizar a la población sobre su derecho y corresponsabilidad de participar
en el hecho educativo, siendo la Educación la clave de esta construcción
impulsada desde la Escuela, en unión con la Familia y la Comunidad; que sean
ese derecho, corresponsabilidad y compromiso los que inviten al consenso y a la
acción, con el fin de desarrollar alternativas positivas orientadas a la
recuperación de los espacios de convivencia afectados por causa de la
violencia, generando así, desde sus sueños de cambio, los elementos para la
transformación; y que esa transformación haga de esos ambientes, espacios
constructivos a fin de que la convivencia pacífica trascienda a todos los
ambientes.
Referencias
Constitución
de la republica Bolivariana de Venezuela (1999).
Freire,
Paulo (1989). Pedagogía do oprimido (Río de Janeiro: Paz e Terra).
Lederach
(1984, p. 248). Construcción de la cultura de paz en las escuelas: un reto para
América Latina.
Organización
de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura UNESCO.
(2008). PONER FIN GUÍA PARA LOS DOCENTES a la violencia en la escuela: